Reúne un conjunto de pinturas realizadas durante el segundo semestre de 2007, que apela a la expresión artísica como un proceso de carácter lúdico, en lo posible desenajenado de cualquier experiencia inmediata anterior. Afirma Johan Huizinga su convicción de que la cultura humana brota del juego y en él se desarrola: "todo juego es, antes que nada, una actividad libre. El juego por mandato no es juego, todo lo más una réplica, por encargo de un juego". En este ensayo pictórico se pusieron en práctica tres principios fundamentales: uno, prescindir en lo posible de cualquier temática o referencia visual; dos, evitar toda continuidad estílistica con el periodo inmediato anterior de producción plástica, y tres, apelar a la construcción pictórica básicamente estructural, a partir de las múltiples posibilidades que ofrece el plano.
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